Cuando alguien me conoce por primera vez y le hablo de mis problemas con el gluten, la lactosa y mis numerosas alergias, me dice “hija, lo tienes todo”, yo suelo pensar, “¡bah!, exagerado”, pero en estos momentos creo que si conociera a alguien y me dijera eso, pensaría que tiene razón. Ahora lo tengo todo: soy mamá trabajadora, sensible al gluten, intolerante a la lactosa y además estoy confinada con un bebé.